A ser un niño…
A crecer en libertad…
A una identidad…
A la salud…
A cuidados especiales…
A una familia…
A una buena educación…
A protección y socorro…
A no ser abandonado ni maltratado…
A no ser discriminado…
Los niños son sagrados. Alguna vez fuimos niños y basta con buscar en nuestros recuerdos para sentirnos de nuevo así, como niños.
Ser un niño de nuevo debería ser nuestro anhelo más importante, nuestro deseo, porque en la inocencia de la mirada de un niño, toda la bondad se refleja. Garantizar su bienestar y reconocer sus derechos, tiene que ser nuestra lucha.
Los niños tienen su propia identidad, sus propios deseos, su propia vida y son libres.
Si protegemos a los niños nos protegemos a nosotros mismos, a nuestro mundo, nuestro presente y nuestro futuro está en sus manos.
Todos y cada uno de los derechos de la infancia son inalienables e irrenunciables, por lo que ninguna persona puede vulnerarlos o desconocerlos bajo ninguna circunstancia. Varios documentos consagran los derechos de la infancia en el ámbito internacional, entre ellos la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño.
Autor: Equipo Farmacia La Plazuela
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