El valor de las cuidadoras

Con cariño y a diario, hay una persona que está cuidando a un familiar enfermo, discapacitado o gran dependiente. En casa, en la casa de al lado, en el bloque de la calle de atrás… las cuidadoras son imprescindibles en nuestra vida y en la vida de los que más las necesitan. 



Una cuidadora dedica todas las horas del día a atender, alimentar, lavar, peinar, vestir… a ese familiar, a ese conocido, a ese paciente… además de realizar las tareas del hogar, cocinar, recoger a los niños del colegio, etc.

No hay valor mayor que el de dedicar el tiempo y el esfuerzo a quien por sí mismo, no puede ir al baño, vestirse, rascarse la nariz, encender la televisión, tomar alimentos…

La salud de las cuidadoras es tan importante como la de las personas que tiene a su cuidado. Reconocer su trabajo, su esfuerzo físico y mental y su entrega es prioritario.

Cuando su rutina se vuelve comprensión, dulzura y entrega. Comprensión de la pérdida de memoria del ser querido, dulzura ante los gritos y la agresividad que determinadas enfermedades acarrean, entrega ante las exigencias.

Si eres cuidadora debes saber que tu salud es prioritaria porque es tu principal herramienta de trabajo para poder estar al frente de una labor tan duro. Un trabajo de disponibilidad permanente.

Es habitual que se instalen en tu vida el dolor de cabeza, de espalda, de articulaciones… por ello es necesario que aprendas el manejo correcto de la persona a la que cuidas para minimizar los daños que pueda ocasionarte y que no repercuta tanto en tu calidad de vida, que ya de por sí, suele estar bastante mermada.

Tu trabajo cuidadora es el que más valor puede tener. Por eso, el Equipo de Farmacia La Plazuela quiere agradecerte todo lo que haces y tu entrega, que en definitiva es la entrega de ti misma.

Gracias por tu trato humano, tu amabilidad, tu consideración, tu empatía y tu comprensión y tu dulzura.

Un fuerte abrazo, cuidadora.

Autor: Equipo Farmacia La Plazuela

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