¿Cómo podemos prevenir los efectos del calor y las altas temperaturas?



Con la llegada del verano, hay que tener especial cuidado con los efectos del calor y las altas temperaturas.
                               
Sobre todo con los niños, ancianos y personas con patologías crónicas o pluripatologías (asma, EPOC, diabetes, cardiopatías, etc.).

¿Qué medidas podemos tomar para prevenir los golpes de calor?



Protégete del sol

  • Evita las salidas y las actividades en las horas de más calor (11-17 horas) y  más aún las actividades físicas: deporte, jardinería, bricolaje, etc.
  • Si debes salir, procura estar a la sombra. Lleva la cabeza protegida, vestidos  ligeros y amplios, de color claro. Lleva una botella de agua.
  • Cierra las ventanas y cortinas en las fachadas expuestas al sol.
  • Mantén las ventanas cerradas mientras la temperatura exterior sea  superior a la interior. Ábrelas de noche, facilitando las corrientes de aire.
Mantente fresco
  • Permanece en el interior de tu domicilio en las habitaciones más frescas.
  • Si no dispones de una habitación fresca, permanece algunas horas en   locales climatizados en la proximidad de tu domicilio (grandes almacenes,  supermercados, cines, museos).
Bebe y aliméntate bien
  • Bebe lo más posible, incluso sin sed, agua, zumo de fruta.
  • No consumas bebidas alcohólicas.
  • Come según tu costumbre, fraccionando las comidas, preferentemente  frutas y legumbres.
Consulta a tu médico o farmacéutico

Sobretodo si tomas medicamentos o notas síntomas que no son habituales.

Pide ayuda y préstala a los demás
  • Pide la ayuda de un pariente o vecino si te notas mal por el calor. Informa del estado de personas aisladas, frágiles o dependientes de tu alrededor y ayúdalas a comer y beber.
Debemos estar alerta ante una serie de síntomas y acudir a un servicio de urgencias lo antes posible o llamar al 112, cuando:
  • Sensación de sed intensa y sequedad en la boca
  • Temperatura mayor a 39º C (medida en la axila)
  • Sudoración excesiva
  • Sensación de calor sofocante
  • Piel seca
  • Agotamiento, cansancio o debilidad
  • Mareos o desmayo
  • Vértigo
  • Calambres musculares
  • Agitación
  • Dolores de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos
  • Dolores de cabeza (sensación de latido u opresión)
  • Estado de confusión, desorientación, delirio o incluso coma o convulsiones
En los bebés además se puede evidenciar:
  • La piel muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y la zona del pañal.
  • Irritabilidad (llanto inconsolable en los más pequeños).

Autor: Equipo Farmacia La Plazuela

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